sábado, 27 de octubre de 2012

Mensaje Final del Sínodo para la Nueva Evangelización

El pasado 26 de octubre, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Mensaje de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (7-28 octubre 2012) dedicado al tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.

Han intervenido el cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia (Italia), Presidente de la Comisión para el Mensaje y los arzobispos Pierre-Marie Carré, de Montpellier (Francia), Secretario especial y Luis Antonio G. Tagle, di Manila (Filipinas), Vice-Presidente de la Comisión para el Mensaje.

Ofrecemos a continuación una síntesis del texto:

Al inicio del documento los obispos recuerdan el pasaje evangélico de Juan que narra el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo: es la imagen del hombre contemporáneo con una ánfora vacía, que tiene sed y nostalgia de Dios, y hacia el que la Iglesia debe dirigirse para hacerle presente al Señor. Y como la samaritana, quien encuentra a Jesús no puede hacer otra cosa sino convertirse en testigo del anuncio de salvación y esperanza del Evangelio.

viernes, 26 de octubre de 2012

III - La Sagrada Escritura en la Iglesia

Mons. Esteban Escudero

Los Apóstoles, transmisores del Evangelio. “Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara para siempre íntegro y fuera transmitido a todas las edades. Por eso Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que El mismo cumplió y promulgó con su boca. Este mandato se cumplió fielmente, pues los Apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó; además, los mismos Apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo (VAT II, DV 7).

La inspiración de la Sagrada Escritura. La revelación que se contiene en la Sagrada Escritura ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. Por eso, se afirma que todos los libros de la Biblia tienen a Dios por autor, es decir, están “inspirados” por Él. Ello no obsta para que, en la composición de los libros sagrados, Dios se valiese de unos hombres elegidos por él, que se conocen con el nombre de “hagiógrafos”. Estos hombres tenían una cultura, una lengua y unas facultades propias. Dios se valió de ellos para que pusiesen por escrito, según sus capacidades, todo lo que Dios quería que conociésemos para nuestra salvación. En este sentido, se puede decir que ellos son también verdaderos autores de los libros sagrados.

III - La Sagrada Escritura en la Iglesia

Catequesis de Mons. Escudero en Evangelización Digital



jueves, 25 de octubre de 2012

II - El Año de la fe. ¿Qué es la fe?

Plaza de San Pedro
Miércoles 24 de octubre de 2012

Queridos hermanos y hermanas:

El miércoles pasado, con el inicio del Año de la fe, empecé una nueva serie de catequesis sobre la fe. Y hoy desearía reflexionar con vosotros sobre una cuestión fundamental: ¿qué es la fe? ¿Tiene aún sentido la fe en un mundo donde ciencia y técnica han abierto horizontes hasta hace poco impensables? ¿Qué significa creer hoy? De hecho en nuestro tiempo es necesaria una renovada educación en la fe, que comprenda ciertamente un conocimiento de sus verdades y de los acontecimientos de la salvación, pero que sobre todo nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo, de amarle, de confiar en Él, de forma que toda la vida esté involucrada en ello.

Hoy, junto a tantos signos de bien, crece a nuestro alrededor también cierto desierto espiritual. A veces se tiene la sensación, por determinados sucesos de los que tenemos noticia todos los días, de que el mundo no se encamina hacia la construcción de una comunidad más fraterna y más pacífica; las ideas mismas de progreso y bienestar muestran igualmente sus sombras. A pesar de la grandeza de los descubrimientos de la ciencia y de los éxitos de la técnica, hoy el hombre no parece que sea verdaderamente más libre, más humano; persisten muchas formas de explotación, manipulación, violencia, vejación, injusticia... Cierto tipo de cultura, además, ha educado a moverse sólo en el horizonte de las cosas, de lo factible; a creer sólo en lo que se ve y se toca con las propias manos. Por otro lado crece también el número de cuantos se sienten desorientados y, buscando ir más allá de una visión sólo horizontal de la realidad, están disponibles para creer en cualquier cosa. En este contexto vuelven a emerger algunas preguntas fundamentales, que son mucho más concretas de lo que parecen a primera vista: ¿qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el hombre, para nosotros y para las nuevas generaciones? ¿En qué dirección orientar las elecciones de nuestra libertad para un resultado bueno y feliz de la vida? ¿Qué nos espera tras el umbral de la muerte?

viernes, 19 de octubre de 2012

II - La Revelación y la Fe

Mons. Esteban Escudero


La historia de las religiones. A través de la belleza y del orden maravilloso que existe en la Creación, los hombres de todos los tiempos han podido entrever que, más allá del mundo material que nos rodea, y del que nosotros formamos parte, debe de haber una realidad que explique por qué existe el Universo y por qué existe el hombre. Las religiones que se han dado en la historia son buen ejemplo de esa búsqueda de Dios que hay en el hombre.

El anhelo de Dios. Además, todo ser humano tiene, en el fondo de su alma, un anhelo de Dios. Ese deseo, si no lo acallamos, se traduce por una incesante aspiración a la felicidad y a la inmortalidad. El hombre quiere ser feliz y ser feliz para siempre. No admite una vida sin sentido, un amor que se acabe para siempre, una injusticia que nunca tenga su sanción. San Agustín definió con pocas palabras este anhelo profundo de todo ser humano: “Tu eres grande, Señor, y muy digno de alabanza /.../ Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti”.

II - La Revelación y la Fe

Catequesis de Mons. Escudero en Evangelización Digital



jueves, 18 de octubre de 2012

Catequesis del Papa en el Año de la Fe - I - Introducción

Plaza de San Pedro.
Miércoles 17 de octubre de 2012.

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy desearía introducir el nuevo ciclo de catequesis que se desarrolla a lo largo de todo el Año de la fe recién comenzado y que interrumpe -durante este período- el ciclo dedicado a la escuela de la oración. Con la carta apostólica Porta Fidei convoqué este Año especial precisamente para que la Iglesia renueve el entusiasmo de creer en Jesucristo, único salvador del mundo; reavive la alegría de caminar por el camino que nos ha indicado; y testimonie de modo concreto la fuerza transformadora de la fe.

La celebración de los cincuenta años de la apertura del concilio Vaticano II es una ocasión importante para volver a Dios, para profundizar y vivir con mayor valentía la propia fe, para reforzar la pertenencia a la Iglesia, «maestra de humanidad», que, a través del anuncio de la Palabra, la celebración de los sacramentos y las obras de caridad, nos guía a encontrar y conocer a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Se trata del encuentro no con una idea o con un proyecto de vida, sino con una Persona viva que nos transforma en profundidad a nosotros mismos, revelándonos nuestra verdadera identidad de hijos de Dios. El encuentro con Cristo renueva nuestras relaciones humanas, orientándolas, de día en día, a mayor solidaridad y fraternidad, en la lógica del amor. Tener fe en el Señor no es un hecho que interesa sólo a nuestra inteligencia, el área del saber intelectual, sino que es un cambio que involucra la vida, la totalidad de nosotros mismos: sentimiento, corazón, inteligencia, voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas. Con la fe cambia verdaderamente todo en nosotros y para nosotros, y se revela con claridad nuestro destino futuro, la verdad de nuestra vocación en la historia, el sentido de la vida, el gusto de ser peregrinos hacia la Patria celestial.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Campaña de oración por la Evangelización

Ya está activo el sitio de la Campaña de oración por la Evangelización del mundo lanzado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y por las Obras Misionarias Pontificias, en particular por la Pontificia Unión Misionaria.

El sitio que todavía está en construcción, está en cuatro idiomas (italiano, inglés, francés y español) y se divide en varias secciones: Oración por la evangelización, oración interior, oración Mariana, Intenciones de oración, contribuciones desde el mundo...

domingo, 14 de octubre de 2012

I - Nueva Evangelización y Nuevo Catecismo

Mons. Esteban Escudero

Una convocatoria del Papa. A través de la Carta Apostólica “Porta Fidei”, el Papa Benedicto XVI ha convocado el “Año de la Fe”, del 11 de Octubre de 2012 al 24 de Noviembre de 2013. Como sabemos, este “Año de la Fe” se convoca coincidiendo con el cincuenta aniversario de la apertura del concilio Vaticano II y los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. Además, en Octubre de este año, se tendrá en Roma un Sínodo especial de obispos dedicado a la “nueva evangelización”.

Dimensión catequética del Año de la Fe. En su carta Apostólica, afirma el Papa: “Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución apostólica “Fidei depositum”, firmada precisamente al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II escribía: “Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de renovación de la vida eclesial... Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial”.

I - Nueva Evangelización y Nuevo Catecismo

Catequesis de Mons. Escudero en Evangelización Digital



sábado, 13 de octubre de 2012

Fue un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962

INÉDITO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PUBLICADO CON OCASIÓN DEL 50 ANIVERSARIO DE LA APERTURA DEL CONCILIO VATICANO II

Fue un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962, en el que, con el ingreso solemne de más de dos mil padres conciliares en la basílica de San Pedro en Roma, se inauguró el concilio Vaticano II. En 1931 Pío XI había dedicado este día a la fiesta de la Divina Maternidad de María, para conmemorar que 1500 años antes, en 431, el concilio de Éfeso había reconocido solemnemente a María ese título, con el fin de expresar así la unión indisoluble de Dios y del hombre en Cristo. El Papa Juan XXIII había fijado para ese día el inicio del concilio con la intención de encomendar la gran asamblea eclesial que había convocado a la bondad maternal de María, y de anclar firmemente el trabajo del concilio en el misterio de Jesucristo. Fue emocionante ver entrar a los obispos procedentes de todo el mundo, de todos los pueblos y razas: era una imagen de la Iglesia de Jesucristo que abraza todo el mundo, en la que los pueblos de la tierra se saben unidos en su paz.

jueves, 11 de octubre de 2012

Homilía de nuestro Obispo en la Apertura del Año de la Fe

Homilía de Mons. Escudero en la Apertura del Año de la Fe

 

Hace tan sólo unas horas, Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha inaugurado solemnemente en Roma el Año de la Fe. Este “Año de la Fe” se convoca coincidiendo con el cincuenta aniversario de la apertura del concilio Vaticano II y los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.

Refiriéndose a la conmemoración del concilio, el Papa, en la homilía de la misa de apertura del Año de la Fe, esta misma mañana, nos ha dicho: “con el fin de que el impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por esto, he insistido repetidamente en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la “letra” del concilio, es decir, a sus textos, para encontrar en ellos su auténtico espíritu y he repetido que la verdadera herencia del Vaticano II se encuentra en ellos /.../ Los Padres conciliares querían volver a presentar la fe de modo eficaz, y si se abrieron con confianza al diálogo con el mundo moderno era porque estaban seguros de su fe, de la roca firme sobre la que se apoyaban /.../ Si hoy la Iglesia propone un nuevo Año de la Fe y la nueva evangelización, no es para conmemorar una efeméride, sino porque hay necesidad de ello, todavía más que hace 50 años. Y la respuesta que hay que dar a esta necesidad es la misma que quisieron dar los Papas y los Padres del concilio, y que está contenida en sus documentos /.../ Si ya en tiempos del concilio se podía saber, por algunas trágicas páginas de la historia, lo que podía significar una vida, un mundo sin Dios, ahora lamentablemente lo vemos cada día a nuestro alrededor. Se ha difundido el vacío. Pero, precisamente a partir de la experiencia de este desierto, de este vacío, es como podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres”.


El Año de la fe que hoy inauguramos...

SANTA MISA PARA LA APERTURA DEL AÑO DE LA FE
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Plaza de San Pedro
Jueves 11 de octubre de 2012

Venerables hermanos,
queridos hermanos y hermanas

Hoy, con gran alegría, a los 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, damos inicio al Año de la fe. Me complace saludar a todos, en particular a Su Santidad Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla, y a Su Gracia Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury. Un saludo especial a los Patriarcas y a los Arzobispos Mayores de las Iglesias Católicas Orientales, y a los Presidentes de las Conferencias Episcopales. Para rememorar el Concilio, en el que algunos de los aquí presentes – a los que saludo con particular afecto – hemos tenido la gracia de vivir en primera persona, esta celebración se ha enriquecido con algunos signos específicos: la procesión de entrada, que ha querido recordar la que de modo memorable hicieron los Padres conciliares cuando ingresaron solemnemente en esta Basílica; la entronización del Evangeliario, copia del que se utilizó durante el Concilio; y la entrega de los siete mensajes finales del Concilio y del Catecismo de la Iglesia Católica, que haré al final, antes de la bendición. Estos signos no son meros recordatorios, sino que nos ofrecen también la perspectiva para ir más allá de la conmemoración. Nos invitan a entrar más profundamente en el movimiento espiritual que ha caracterizado el Vaticano II, para hacerlo nuestro y realizarlo en su verdadero sentido. Y este sentido ha sido y sigue siendo la fe en Cristo, la fe apostólica, animada por el impulso interior de comunicar a Cristo a todos y a cada uno de los hombres durante la peregrinación de la Iglesia por los caminos de la historia.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Presentación del Año de la Fe

Intervención de Mons. Esteban Escudero. Obispo de Palencia



Intervención de Txomin Pérez. Director de la Oficina de Comunicación de la Diócesis

Arranca el Año de la Fe


Mañana, 11 de octubre de 2012, a las 10.00 de la mañana desde la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, Benedicto XVI declara inaugurado el Año de la Fe. Una apertura que tendrá su continuación en nuestra diócesis, con la Eucaristía que Mons. Escudero presidirá en la catedral de Palencia.

Un acontecimiento eclesial de gran trascendencia que tiene como objetivo revitalizar la Iglesia Católica, y «reavivar nuestra comunión con el Señor, profundizar en el contenido de la fe cristiana, impulsándonos a dar testimonio de nuestra fe en la sociedad, moviéndonos a un mayor compromiso en el mundo», según nuestro obispo en la presentación a los medios de comunicación del Año de la Fe.

D. Esteban, recordó que los tres grandes acontecimientos que está viviendo la Iglesia durante estos días. Así, el pasado domingo Benedicto XVI proclamó como Doctores de la Iglesia universal a San Juan de Ávila (Patrón del Clero español) y a Hildegarda de Bingen, proponiéndolos como ejemplo de santidad y faros para la Nueva Evangelización que hoy necesita la Iglesia. También se ha dado comienzo al Sínodo especial de Obispos sobre la Nueva Evangelización. Y por fin… el inicio del Año de la Fe, que celebraremos hasta el 24 de noviembre de 2013, festividad de Cristo Rey.

Nuestro Obispo recordó que ya Pablo VI, en 1967, declaró un Año de la Fe, un año de profundización en la fe católica «en vísperas del famoso Mayo del 68, dentro del ambiente cultural que se respiraba, con problemas sociales, religiosos y culturales». Ahora Benedicto XVI, en el momento de cambio cultural que vivimos, ha proclamado otro Año de la Fe. «Aunque las circunstancias culturales y sociales no son las mismas -señaló D. Esteban- hay semejanza en la motivación y en el contenido».

viernes, 5 de octubre de 2012

Es necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre


Homilía del Papa en el Santuario de Loreto

4 de octubre de 2012

Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado, queridos hermanos y hermanas.

El cuatro de octubre de 1962, el beato Juan XXIII vino en peregrinación a este Santuario para encomendar a la Virgen María el Concilio Ecuménico Vaticano II, que se inauguró una semana después. En aquella ocasión, él, que tenía una profunda y filial devoción por la Santísima Virgen, se dirigió a ella con estas palabras: « Hoy, una vez más, y en nombre de todo el Episcopado, a Vos, dulcísima Madre, que eres llamada Auxilium Episcoporum, pedimos para Nosotros, obispo de Roma y para todos los obispos del universo, que nos obtengas la gracia de entrar en el aula conciliar de la Basílica de San Pedro como entraron, en el Cenáculo, los Apóstoles y los primeros discípulos de Jesús: un corazón solo, una sola palpitación de amor a Cristo y a las almas, un solo propósito de vivir y de inmolarnos por la salvación de los individuos y de los pueblos. Así, por vuestra maternal intercesión, en los años y en los siglos futuros, se pueda decir que la gracia de Dios ha precedido, acompañado y coronado el XXI Concilio Ecuménico, infundiendo en los hijos todos de la Santa Iglesia nuevo fervor, arranque de generosidad, firmeza de propósitos» (AAS 54 [1962], 727).


El signo de Loreto

Como hace cincuenta años, el obispo de Roma ha vuelto a Loreto. Entonces fue Juan XXIII -«ese Papa inolvidable», le ha definido su sucesor- quien invocó, en el primer viaje de un Pontífice después de más de un siglo, la protección de la Madre de Dios sobre el concilio, el mayor jamás celebrado y que precisamente en la fiesta de la maternidad de María estaba a punto de abrirse. Y es Benedicto XVI hoy, en un tiempo en que el papado se ha hecho también itinerante, quien realiza el mismo gesto en vísperas del cincuentenario de aquel día histórico y bendito.

Ocasión importante, por lo tanto, y que el Papa quiere no sólo celebrar, sino sobre todo acoger en su significado más auténtico para regresar a lo esencial: tener encendida y reavivar la llama de la fe, en una época que parece querer prescindir de Dios pero que de él, en cambio, tiene inconscientemente nostalgia y le busca, como a tientas. Desde los tiempos de las mujeres y los hombres que encontraron y conocieron a Jesús y fueron sus testigos, es ésta la realidad fundamental que con el paso de los siglos principalmente ha importado a los creyentes en Cristo.


martes, 2 de octubre de 2012

El próximo 11 de octubre...


El próximo 11 de octubre, la Iglesia universal se va a vestir de fiesta. Se cumplen 50 años de la inauguración por Juan XXIII del Concilio Vaticano II y 20 años de la publicación por Juan Pablo II del Catecismo de la Iglesia Católica.

El 11 de octubre también se pone en marcha, convocado por Benedicto XVI, con su carta apostólica “Porta Fidei”, el Año de la Fe. Todos los católicos palentinos ya podemos “señalar en rojo” esta fecha en nuestro calendario y acudir la Catedral donde, presididos por nuestro Obispo, inauguraremos este gran acontecimiento.

La intención del Año de la Fe “ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa” y suscitar en todo creyente “la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”. Así, nos unimos a los deseos del Papa, esperando que “el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble” en este “tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe”.